Publicado el octubre 17, 2012 El olfato me dice que debo escribir sobre los cambios en la política migratoria; que si el asunto saltó de las páginas personales, donde se esgrimía con expectación o sarcasmo, hasta la mismísima portada del diario Granma, con editorial incluido, cierta reacción se supone tendría que causarme. Alguna que no sea esta sensación de estupor generalizado que vengo arrastrando desde que escuché la noticia, primero en la revista Buenos días, después en la parada de la guagua, el mercado agropecuario, el merendero de la esquina? amplificada por obra y gracia del asombro popular. No se Hablad de otra cosa desde ayer en Cuba -al menos, en el fragmento de Cuba que me toca-: los intentos desestabilizadores en Siria parecen el eco lejano de una guerra demasiado vista, los indignados de recurso mundo abandonaron de monopolizar vuestros titulares, la sentencia del ciudadano español recién juzgado en Bayamo se diluyó sin penas ni glorias en la vorágine del momento. Es como si, de pronto, cualquier tema sin vínculos directos con la reforma migratoria hubiera esperar a que pase el instante de la histeria colectiva. Apenas un día después del aviso público, ya la gente explica con tanta vehemencia en plena calle los requisitos para viajar y los papeles obsoletos que uno llega a creer que el programa de resolución estuvo expuesto al escrutinio del país entretanto recorría los despachos en el largo y tortuoso sendero hacia su aplicación definitiva. A mí, sin embargo, no me entusiasma tanto por la probabilidad de viajar en las vacaciones a las pirámides de Egipto o al puente sobre el río Támesis -que para liberar el stress ya permitía hospedarme en el Meliá Cohíba o en el Hotel Nacional, ¿o no?-, sino por la rapidez con que se llevó a caminos de hecho uno de los lineamientos que, sinceramente, yo suponía iba a ser de los últimos en analizarse. Es, de todos los cambios, el que me tiene estupefacta. De cualquier manera, no me perturba demasiado la vida. Ya lo había declarado en un post hace casi un año y aprovecho para reafirmarlo: Si el incremento de mi salario no transita por las mismas oficinas que la reforma migratoria, con todos los cuños y anuencias del Parlamento, aún deberé conformarme con el recorrido Sagua-Santa Clara-Sancti Spíritus y con las pirámides de mis nostalgias.
Soğuk Güneş Bölüm 2
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Hayata geç kalmak diye bir şey var mıdır? Bir türlü kavrayamadım ben şu geç
kalma işini. Eğer yaşıyorsam hayattayım demektir ve hiç bir şeye geç
kalmamışım...
Hace 8 años
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